Setenta años después, los hospitales de la Cruz Roja siguen atendiendo a miles de sobrevivientes de las bombas atómicas.
CAUSAS
Los avances científicos a
comienzos del siglo XX, fueron de gran importancia para el avance del Proyecto
Manhattan, un proyecto secreto desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial
para la construcción de armas nucleares. Surgió como una preocupación por los
supuestos avances hechos por la Alemania Nazi y su eventual logro de una arma
poderosa. Frente a esto, Estados Unidos comenzó a trabajar en la investigación
y posterior desarrollo de la bomba atómica. Reunió importantes científicos e
ingenieros norteamericanos, y a los más destacados físicos y químicos europeos
exiliados por la guerra.
Nombre en clave del primer proyecto nuclear de EE. UU. orientado a superar al proyecto nuclear nazi. La investigación científica fue dirigida por el físico Julius Robert Oppenheimer y las operaciones militares estuvieron a cargo del general Leslie Richard Groves. Posteriormente, el Consejo de Investigación de la Defensa Nacional se hizo cargo del Proyecto Uranio. El presidente Roosevelt, junto con el ingeniero y científico Vannevar Bush, creó la Oficina de Desarrollo en Investigación Científica con el fin de ampliar los esfuerzos. El 9 de octubre de 1941, Roosevelt autorizó el desarrollo del Proyecto Manhattan.
“Hiroshima era una ciudad de considerable importancia militar. Contenía el 2o cuartel general del Ejército, que comandaba la defensa de todo el sur de Japón. La ciudad era un centro de comunicación, un punto de almacenamiento y un área de reunión para las tropas."
Hiroshima estaba todo en
terreno bajo, plano, y era más o menos de forma circular. En el centro de
Hiroshima había edificios de hormigón armado, así como estructuras más ligeras.
Fuera del centro, había una colección de pequeños talleres de madera ubicados
entre casas japonesas. Las casas eran de construcción de madera con techos de
tejas.
Los supervivientes ubicados en
las regiones urbanas fueron generalmente expuestos a mayores niveles de
radiación, mientras que los sobrevivientes ubicados en las regiones rurales
fueron generalmente expuestos a niveles más bajos.
El objetivo inicial era la
ciudad de Kokura, pero por problemas climáticos fue reemplazada por Nagasaki,
al ser era una de las pocas ciudades importantes que quedaron en Japón que aún
no se había quemado, además de ser un puerto importante en la vida económica. Además,
los torpedos de Mitsubishi utilizados en Pearl Harbor se manufacturaron allí.
Nagasaki estaba muy cortado
por colinas y espolones de montaña, sin regularidad a su forma. Los
sobrevivientes ubicados en las regiones rurales fueron generalmente expuestos a
niveles más altos de radiación, mientras que los sobrevivientes ubicados en
regiones urbanas, particularmente al sureste del hipocentro, fueron
generalmente expuestos a niveles más bajos.
La bomba explotó
aproximadamente a 3 km al noroeste del centro urbano de la ciudad, en lo alto
del valle industrial de Nagasaki, casi a medio camino entre el Mitsubishi Steel
y Arms Works, en el sur, y el Mitsubishi-Urakami Ordnance Works (Torpedo
Works), en el norte.
Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki ordenados por el entonces presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, contra el Imperio del Japón los días 6 y 9 de agosto de 1945, dejaron un saldo de 120 mil personas muertas y 130 mil heridas. Hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 246 mil personas, sin embargo, sólo la mitad falleció los días de los bombardeos.Entre el 15 y 20 % murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación, según datos del Hiroshima Peace Memorial Museum publicados en Google Arts & Culture.
La bomba atómica emitió cantidades masivas de radiación que infligieron graves daños. Al penetrar profundamente en los cuerpos, las células dañadas por la radiación y la sangre alterada disminuyeron la función de generación de sangre de la médula ósea dañando los pulmones, hígado y otros órganos.
La explosión dejó radiación residual en el suelo durante un largo período de tiempo. En consecuencia, muchos de los que ingresaron a la ciudad después de la explosión para buscar familiares o compañeros de trabajo, así como aquellos que ingresaron para participar en actividades de socorro, desarrollaron síntomas similares a los resultantes de la exposición directa.
En 2015, la Cruz Roja Japonesa informó que setenta años después de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, los hospitales de esas ciudades continuaron atendiendo a miles de personas que sobrevivieron a los estallidos y sufrieron los efectos de largo plazo que la exposición a la radiación nuclear tuvo en su salud.
Daño genético en los hijos no expuestos de sobrevivientes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estudiado desde 1981 los efectos de la guerra nuclear en la salud y en sus informes ha dado a conocer que la exposición a partículas radioactivas produce inestabilidad cromosómica que puede transmitirse a la progenie, provocando así cáncer en generaciones futuras.
Estudios realizados en 1995 utilizando la metodología de la OMS demostraron que existe una inestabilidad psicológica de larga duración, que abarca depresión y trastorno por estrés postraumático, en muchos de los sobrevivientes.
En agosto de 1945, la Sociedad de la Cruz Roja Japonesa, asistida más tarde por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), fue una de las primeras organizaciones que socorrió a los heridos, los enfermos y los moribundos en Hiroshima y Nagasaki. Si bien el hospital de la Cruz Roja Japonesa en Hiroshima quedó prácticamente destruido, sus paredes de piedra estaban de pie, y miles de personas acudieron allí en búsqueda de ayuda y de seguridad. El personal de la Cruz Roja que había logrado sobrevivir trató de prestar la atención que pudo, pese a que el 85% de los miembros del personal del hospital estaba herido y casi el 10% había fallecido (51 de 554)4. Pero, en realidad, el hospital ya no podía funcionar adecuadamente, porque el material de laboratorio estaba dañado y la mayoría de las drogas quedaron contaminadas por el estallido. Además, no era posible realizar transfusiones de sangre, ya que los posibles donantes habían muerto o estaban desaparecidos. De los mil pacientes que se refugiaron en el hospital el primer día, 600 murieron a la brevedad5. A partir de su experiencia en tratar de asistir a los sobrevivientes de las bombas atómicas y de una evaluación más reciente de sus propias capacidades y de la de otros organismos internacionales, el CICR ha llegado a la conclusión de que hoy en día no se dispone, en la mayoría de los países, de un medio eficaz para asistir a una parte importante de los sobrevivientes de una detonación nuclear y proteger, al mismo tiempo, a quienes presten esa asistencia. Tampoco se considera que esa sea una posibilidad viable a nivel internacional. La experiencia de Hiroshima y Nagasaki, así como el análisis reciente del CICR, también han convencido al Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de que las armas nucleares no deben volver a emplearse nunca más y de que es necesario mantener con urgencia negociaciones tendientes a la prohibición del empleo de esas armas y a su eliminación, de conformidad con las obligaciones existentes. Los setenta años de asistencia sostenida de la Cruz Roja Japonesa a los sobrevivientes de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki constituyen un impresionante testimonio de su fortaleza, su compromiso y su perseverancia en favor de la humanidad. Ahora se necesita el mismo compromiso de toda la comunidad internacional para asegurarnos de que la experiencia de Hiroshima y Nagasaki no vuelva a repetirse. La humanidad puede y debe aprender de esa experiencia.
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